martes, 1 de noviembre de 2011

Calavera sin filosofía


A Rebeca (ojos guapos)

Artistas y filósofos al pie del acantilado se reunieron y votaron con sabia unanimidad desterrar de esta tierra a la niña de ojos guapos.

Las palabras son su vicio y la obra artística su trabajo, es por ello de la envidia que en la boca del abismo los artistas han plasmado.

Son pinceles, moleskines y tramoyas los caminos que invocan a la flaca consentida, qué huesuda horroriza y vestida es catrina


Mares de colores, negros aterciopelados, plomos desgastados y bisutería aperlada

son cornisas del complejo, llamado vida, que Rebeca lleva dentro.

En el último de los poemas que ella a escrito, los manjares de la carne y las gotas de vino de tristeza han hecho presa uno a uno a los que hoy promueven su caída.


La Catrina ve de frente a Rebeca que rezonga ante todo y ante todos, toda cosa, toda cosa. No es ni Koons ni Spinoza los que calman está alma, mucho menos nano tubos y grafeno de Siddhartha. Es por esto que la flaca inexorable y con las pruebas en la palma tiene motivos de sobra para cargarse a Rebeca.


En la noche de las tumbas, en la noche de los llantos, la huesuda se apunta de inmediato para ir por el encargo, de los locos y más locos que en la peña enunciaron, “a Rebeca la difusa denle claquetazo en la movie de las tumbas donde no hará ningún daño con su crítica encendida y sus tétricos sarcasmos

José Siddhartha García Sánchez

1 de Noviembre de 2011

Calavera Euromexicana


A Manja

Feliz día de muertos


Son las cuatro de la mañana

y a tientas busco el hilo de luz

que a las tres y treinta perdió

una de mis personalidades


Aquí sumergida en estas frías noches,

hechas de tela espacial,

confundo mi sonrisa con la del yo dividido,

las caras y las muecas difieren y se esconden.


Son las cuatro y cinco de la mañana

y recorro entre pisos de papel, sobre mis pies de tinta

un larga y nutrida vereda de conocimiento.

Mis creadores me aman, me tiran, me idolatran

y me castigan.

Soy la señorita, señora, diabla y de vez en cuando cualquier otra,

y por naturaleza me nombraron con la pasta de la que estoy hecha, me llamo “palabra”


Son las cuatro y diez de la madrugada

y busco dentro de las manos del que crea esta mirada

la palabra de vestido de huesos,

la mirada sin fulgor de pupila, con profundidad de campo,

la sonrisa macabra que chilla en las primeras tardes del Noviembre mexicano,

¡si!, busco a la Calaca, para que se lleve a otro vocablo.


Hoy soy Aliada de la flaca y las dos con celo elaboramos el plan de un rapto,

que se lleve a la palabra poema, a la palabra vida, a la palabra de un blanco alemán y solsticio mexicano , a la palabra de sonrisa exquisita.


Yo y la dama de la última compañía, aunque damas, no soportamos la belleza que ella inspira. Sin más, la flaca espero, salga triunfadora y se lleve de aquí a Manja la palabra que hipnotiza.

Siddhartha G. S.

1 de Noviembre de 2011