martes, 31 de marzo de 2015

N. W. O.

La joven noche del Viernes 13 de Marzo se colmó de un atmósfera única y auténtica. Los primero sonidos dejaron oír frases como 

-Fuck you Jourgensen- 

Fue la noche en que el Circo Volador se convirtió en un foro nuevo, en un espacio para escuchar una propuesta que va más lejos que un legado musical. Pero antes de continuar con esto, uno qué podría esperar de los creadores de “Jesus built my hotrod”.
Jourgensen y compañía invadieron el escenario con un preámbulo visual a las 20:30 hrs como estaba programado. El morbo estaba presente, ¿quién es? ó ¿qué es Jourgensen?, ¿es Ministry una banda de metal industrial?, ¿son estrellas de rock?. 
Ministry es la flama cerca de un tanque de miles de litros de gasolina. No es sensacionalismo, Ministry es real, no sólo son una banda clave para el metal industrial, sino un discurso atento y molesto contra los malos gobiernos. 

El discurso no es periférico, ¡no!, se centra en una país que conocen muy bien, su propia tierra, USA, pero ¿no es USA acaso el espejo cóncavo que refleja una imagen distorsionada de su poder sobre un país como México?, entonces no sólo hablan de su país, hablan también de todos los sitios del mundo donde el abuso y mal uso de poder son la constante. Pero Ministry no se indigna, toma cartas en el asunto y deja estallar su poder a través de las profundas letras que guardan sus hipnóticas composiciones, hacen del público un espectador que se conecta a ellos a través de una red inalámbrica y les hace rehenes de la verdad aunque sea sólo por un momento. 
Tal vez esta noche fue desconsuelo absoluto para los “true metal” que no pudieron dar de chapuzones en el pogo, slam o headbanger de Ministry, pero es que nadie nos dijo que no veníamos a un concierto de rock, de metal, nadie nos dijo que veníamos a un discurso contundente, franco y crudo que dejó estupefactos a los presentes, víctimas del New World Order. 

Fotografía: Cortesía Rebeca M. 

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L.A.




miércoles, 24 de diciembre de 2014

Coca Cola Light


Para  Ángel Chánez Santín.
reciba usted las buenas nuevas de la mañana navideña


El alma se derrama a través de la tinta sobre el papel,
vacaciones a los costados, cese al fuego, encerraste al perrito domesticado,
tienes las garras más grandes de todo el universo, eres la vergüenza de la naturaleza
y con todo eso construyes la destrucción del mundo y la construcción de un imperio.


Malignidades las mías con la tinta y el papel,
malignidad la del dibujante con sus trazos de muerte,
malignidad la figura que se retuerce en la cama de post-producción.


El alma se envasa en contenedores de marca global y se arroja a las profundidades del abismo, el alma es un embrujo de caridad, lo dicen los spots publicitarios en la cadena que jala las cuerdas sonoras de la boca llamada Tv.

Maldita versión tuya la de las palabras cuadro por cuadro,
la configuración contenedora de la trama que maneja la opacidad en este espacio, en este tiempo.


Eres la vergüenza engullendo sus propias entrañas, la que come botoncitos de caviar y mierda montado en un columpio de contemplaciones, la hora ¡loca!: las pantallas se encienden, los personales cimbran en las rajadas del pantalón, es hora de contemplar a los santos, a los muertos y al hombrecillo que baja las escaleras a través del alcantarillado nuevo de la ciudad, adiós a la vida. ¡Que viva la muerte! 


24-12-2014
J. Siddhartha G. S.

sábado, 1 de noviembre de 2014

I

“¡Odio a todas las mujeres; por una pagarán todas!”
Goyo Cárdenas 


Rogelio estaba parado frente a la ventana que da a la calle cuando escuchó los ruidos en el cuarto de baño, entonces se llevó los dedos hasta la nariz y con recelo se los alejo abruptamente, se acercó al sofá forrado de plástico que su madre le heredó, sacó de entre las patas del mueble una porra con la cual se dirigió a paso acelerado hasta el cuarto de baño y ahí desató su furia una decena de veces sobre el cráneo de una mujer delgada con el vientre inflamado y un moreno moteado en amarillo. Cuando Rogelio golpeó fue tal la brutalidad que la mujer apenas pudo responder con un apagado gemido. La había recogido en la calle y la había llevado hasta su casa en su volkswagen rojo. Antes le había pagado lo solicitado y Rogelio le dio unos tips para desaparecer las manchas de paño que comenzaban a brotar en las mejillas de la prostituta. 
Rogelio bajó del auto y se condujo hasta el lugar del copiloto donde caballerosamente abrió la puerta y ayudó a bajar a “Marcela” que le aplaudió el gesto. Se tomaron de la mano y caminaron hasta el interior de la casa donde Rogelio le ofreció un brandy presidente con coca, ella le dio un trago mientras miraba a Rogelio convertirse en víctima feroz de la lujuria. Marcela, sólo levantaba una y otra vez las cejas, una muletilla que se repetirá durante todo el acto hasta el punto cercano al de su muerte. Después del trago, Rogelio la tomó por las nalgas y le lamió los senos para desatar su energía, su compulsión por el cuerpo de ella. A pesar de tener un comportamiento rudo, Marcela se enamoró de los ojos oscuros y pequeños de Rogelio, además se encantó de su timidez transformada en furia que ahora lo tenía convertido en una bestia. Ella se quitó las pantaletas y se dejó ver el pelambre negro cubriendo el pubis que a su vez era rodeado por carne estriada y poco quemada por los rayos del sol. Rogelio se bajó la bragueta y comenzó a masturbarse, mientras lubricaba profusamente. Ella miró la escena encantada y tomó de su bolso un preservativo con el logotipo del centro de salud. Rogelio, se levantó encambronado y dijo: -Esos ¡no! que me irritan la chingadera - luego caminó hasta un cajón con el pene por fuera del pantalón y Marcela veía con humor a Rogelio moviéndose por el cuarto con sus choclos cafés y el pantalón a rayas abierto por el cierre. Se colocó el preservativo, tiro a Marcela en la cama y la penetró. 


¡Le había roto la cabeza!
Con calma se acomodó los calzones con los dedos :)por encima del pantalón mientras veía el cuerpo de Marcela, salió del cuarto para regresar con periódicos con los cuales absorbió la sangre del suelo y envolvió la cabeza de la mujer como un kilo de pellejos para gato. 
La enterró en el terreno baldío al lado de su casa, donde ni las moscas se paran. 

Basado en 
1942: Goyo Cárdenas, El extrangulador
Los mil y un velorios 
Crónica de la nota roja en México
Carlos Monsivais. 

J. Siddhartha G. S. Noviembre 2014

martes, 9 de septiembre de 2014

ID




La noche que la Luna estaba enorme, todos gritaron desde sus vehículos, yo los vi y los escuché aunque mis padres no se percataron de ello porque ellos también gritaban una discusión sobre el precio de la leche y las facturas de la gasolina que no recibirían por retrasarse y no contar con el nuevo incremento en el combustible. Yo miraba por la ventanilla trasera del automóvil hacia el cielo en busca de más estrellas además de la Luna, pero ni una sola, como si la gorda las hubiera intimidado con su brillo y tamaño. Estábamos detenidos en un crucero esperando el cambio de semáforo y todos gritaban en todas direcciones, de repente bajaba la cara hasta la altura de las ventanillas de los autos contiguos, las puertas de los comercios y una vieja talachería. Los transeúntes gritaban disparates. Todos daban la sensación de comerse las uñas por avanzar, algunos a pie bloqueados por la serpiente de autos, otros detenidos de la misma manera pero desde sus naves; y las mujeres en las puertas de los comercios gritaban palabras que no se entendían pero que me hacían imaginar a las mismas levantándose la falda y mostrando a los hombres sus piernas para que se acercaran hasta ellas y les besaran desde la punta de los dedos en los pies hasta la altura de los calzones, pero ellos también decían cosas que no se entendían y que también me permitían ver a través de un código secreto la escena de unos contra otros en enormes fiestas con vino y travesuras de muchachos. A ellos los veía revolcándose en el pavimento gritando por un juego, una fiesta lejos de las faldas, disparando escupitajos unos a otros y riendo sin cesar, ignorando los regaños. A ellas las veía con la falda sujeta por un incaíble a la altura de los ligeros escupiendo su brochita de las pestañas y con cada pincelada estimulando el apetito de la presa que no se vuelve que sigue escupe y escupe pero que huele, todo eso veía y más, pero la verdad prefiero ver hacia el cielo, mi papá se ha movido, mi mamá se lleva la mano a la frente, afuera el ruido se ha convertido en la atmósfera que trama la vida y yo, yo veo la nube de vapor rojo que viste a la blanca dama en el cielo, Luna nueva.  
                                            J. Siddhartha G. S. 

domingo, 13 de octubre de 2013

Filmovy Klub Karla Zemana

Ahora que tuve la oportunidad de visitar la capital de Rep. Checa descubrí el Museo Karla Zemana. Al momento de toparme con  esto no pude resistirlo  y resolví que no podía salir de Praha sin visitarlo. El lugar se encuentra en una pequeña plaza a un costado del río, debajo del puente, en el lado opuesto al museo Franz Kafka.
A pesar de ser un museo pequeño, éste está lleno de magia y presenta la obra de un grande de la cinematografía mundial del cuál ignoraba su existencia, Karel Zeman o Karla Zemana. Karel Zeman es tal vez en cine lo que en literatura representa Franz Kafka para los lugareños. Pero algo todavía mejor y que te deja con la boca abierta después de recorrer el museo es que Karel Zeman es en el cine mundial un verdadero monstruo, una de las piedras angulares de la animación moderna, un adelantado.
En 1961 presentó la adaptación del exótico cuento Barón Munchausen (1786) escrito por Gottfried August Bürger.
Sin lugar a dudas es uno de los Filmes más bellos que he visto, un deleite para los gustosos de la astucia a la hora de resolver un Filme. La técnica no es problema para Karl Zeman porque él crea la propia; fino y único su filme es más allá de una competencia para los nuevos filmes porque él mismo se encuentra vigente. Barón Prásil es una película obligada para todos aquellos que nadan en los océanos de la animación y el arte en general.

http://www.muzeumkarlazemana.cz/en
L.A.

sábado, 5 de octubre de 2013

Street Boy

¿Cuántos Sixtos Rodríguez conoces?
 
 Si tu respuesta es cero, no te preocupes, en el mundo hay demasiados para que te topes con alguno, y entonces te deje con la boca abierta; la maravilla de la película es el relato de una de esas historias empolvadas que sólo algunos osan llevar a la vida de los demás.  Y la maravilla de Sixto son sus palabras musicalizadas. El traje que viste queda completo con las mancuernillas de texto que pone en sus canciones, no las lamentaciones ni las lágrimas del pre sueño americano que quisiera convertirse en sueño, pero que sabe que no sé puede luchar contra la realidad.
 
P.D.  hermosa fotografía
L.A.

jueves, 3 de octubre de 2013

Mi calle (No le temo a nada)

Hace una par de días atrás regresaba a casa cuando me percaté que llevaba varios días tomando una calle en sentido contrario. Esto no tiene nada de extraño ya que las calles de las colonias relativamente nuevas de la ciudad, en su mayoría, no tienen señalamientos; si me di cuenta fue gracias a un auto que entró cuando yo salía mientras su ocupante puso un gesto típico del poblano molesto . Debo decir que me sentí lo bastante incómodo para no volver a cometer ese atropello, así que hoy  cuando manejaba por aquella zona intenté buscar una calle de la manera correcta y al encontrarla cuál sería mi sorpresa, yo al volante y la calle siguiente con dos hileras de autos descompuestos y un sólo carril para transitar, así que estando a unos cuantos metros de la calle antes mencionada me percaté que sobre la misma calle pero en sentido contrario venía un auto, y su ocupante al verme aceleró, dispuesto a ejercer mi derecho al tránsito por la calle en el  sentido correcto quedé atrapado entre las dos hileras de carcachas y un auto con una familia completa en el interior. Debo aclarar que no tenía la menor intención de entrar en ningún tipo de disputa y sólo esperaba algún tipo de reacción para resolver, gracias al derecho de replica, de una manera elegante y sencilla argumentando que yo iba en la dirección correcta.
El hombre de aspecto triste y venido a menos me gritó desde el interior
-déjame meter mi auto
Entonces rascándome la cabeza le contesté
-pero es que vienes en sentido contrario
Acto seguido se quitó el cinturón de seguridad y dijo algo a su esposa, que parecía recriminarle, bajó del auto y entonces me percaté de que era el mecánico de las carcachas; me echó un ojo y se dirigió a la puerta del copiloto y sólo escuché como le decía a su mujer
-¡pues que se quite el payaso!
-¿qué dijiste? dije iracundo
dio vuelta sobre su propio eje y dijo
-no te he dicho nada en tu cara, y si quieres ahí quédate porque yo vivo aquí
En ese momento su mujer con niño en brazos le recriminó algo y avanzó hacia la puerta de su casa mientras el infame mecánico le seguía muy de cerca, ella le cerró la puerta en la cara y entonces él se dio valor para lanzar improperios en contra de ella.
Mientras el hombre se quedaba viendo de cerca la textura de su portón yo arranqué el auto y decidí dar marcha atrás, cuando esto sucedió me dio una explicación que yo no pedí y que tampoco entendí. Mirándome fijamente dijo,
-Yo me paro donde quiero, porque es mi calle y sabes una cosa no le tengo miedo a nada, namás que estoy fuera de mi casa, pero no le temo a nada, he vivido tanto
cuando hice la maniobra correcta para salir del encierro y tomar la calle lateral observé con tristeza que ninguna de las cuatro esquinas tenía señalamientos.
 
J. Siddhartha García Sánchez
Puebla, Pue.
3/10/2013