viernes, 23 de diciembre de 2011

iPso facto


"El que hace una bestia de sí mismo se deshace del dolor de ser hombre."

Dr. Johnson

23 de Diciembre de 2011
J. S. G. S.

I


El patas dejó sus tenis en el patio trasero, oreando, mientras la mujer del astronauta ya se encontraba en un estado de neurosis debido a la falta de alimento. Así que el negro hizo hasta lo imposible por apurar a todos y largarnos a tragar cualquier cosa. Yo sólo veía toda la acción aún con un poco de paranoia, pues una semana antes en aquel pueblo sin ley había yo provocado una trifulca entre unos empleados venidos a menos que se creían los dueños del pueblo. Sólo esperaba el momento de toparme con esa gente y atenerme a lo peor. A final de cuentas creo que por eso me llaman “el mala” sobrenombre que acuñaron sobre mi persona “el negro” y “el patas” puesto soy del grupo quién entra en una terrible retrospectiva detrás de cada reunión de los antes mencionados. Pues las cosas iban como ya lo mencione. salimos por un momento a buscar algo de comer, y saciada el hambre cavernícola de la mujer del astronauta nos dirigimos de forma inmediata a un lugar donde se puede tomar una cerveza acompañada de mariscos, ahí ya nos esperaban un par más que por razones de seguridad nacional no mencionaré sus nombres, lo que si puedo decir es que no estuvieron más del tiempo necesario para olvidarse de cual era su destino original y cambiar el rumbo hacia un lugar del cual no sabemos. las cosas empezaron en dicha cervecería y luego cómo todas las demás veces nos dirigimos hasta la casa sede de nuestra sesión, ahí donde decidimos tomar una verdadera tanda de Stolichnaya. Razones, no hay razones. Sí vieras el cine de Ferreri tal vez tendrías lo más cercano a una respuesta, pero si no es así sólo puedo decir que no hay razones. No somos un grupo de auto ayuda, tampoco somos una secta, mucho menos una rama del cristianismo moderno. Sólo somos una bola de gente que se conoció en la universidad, para ser mas precisos en la facultad de ciencias. Una vez me preguntó el patas ¿cuándo perdimos el rumbo? y creo que ahora tengo la respuesta, sucedió el mismo día que fuimos aceptados en la facultad antes mencionada. No pienso irme más atrás sólo mencionaré lo que pasó esta última vez. Ya instalados en casa del negro las cosas fueron así:

  • Tenemos ron, vodka, cerveza, licor de chocolate, ¿qué les sirvo?- dijo el astronauta, que es el más indicado para servir los tragos, en otras épocas lo hubiera hecho yo, pero últimamente he perdido el piso. Todos pedimos vodka mientras bebíamos algunas latas de cerveza. El patas estaba incomodo, la enfermedad estaba apunto de estallarle por todos los poros y su rostro alargado y descolorido comenzaba a perderse en un pálido. Pocas veces el patas se ve envuelto en esos dolores, pero esta ocasión las cosas habían ido mucho muy lejos, antes de embarcarse hasta el pueblo sin ley donde ahora estábamos, había mantenido una viaje de brandy por alta mar, decía, pero en realidad estaba en las lagunas del salto azul donde uno puede beber hasta morir en plena navegación. Todavía recuerdo que cuando lo recogí en la terminal me sonrió y me dijo estoy lleno de goce y todavía se dio tiempo para hacer burla de mi, sobre un pequeño sueño que tuve con una rubia de la cual llevo colgado por lo menos una década. luego abordamos el autobús junto con el astronauta y su woman. Pero como he dicho, ahora está en la mesa abarrotado de una asquerosa incomodidad y la sustancia no logra entrar al torrente sanguíneo. Yo por mi parte he perdido el miedo por encontrarme a los empleados y he comenzado de manera vivaz mi aventura tratando de alentar al patas a

    que nos hable un poco de lo sucedido en su viaje por alta mar. Lo que nos dijo fue revelador a pesar de su mal estado:


  • “Los delfines se acercaron dos veces hasta mi lancha, yo estaba muy de malas pues había pagado más de lo debido, fui llevado con mentiras hasta dicha embarcación, me habían prometido cerveza de la buena y nada de ello fue cierto, sólo encontré un brandy del cual no soy el mejor adicto, así que tuve que comentar esto con los animales que me veían con su alta inteligencia mayor a la de los chimpancés. Les dije, por favor traigan hasta aquí a la mejor mamá ballena, quiero que ella me haga venganza contra estos hombres que se aprovechan del turismo nacional. ellos sólo dijeron con chasquidos ininteligibles para los lancheros, danos un par de horas y te traeremos una manada de mamíferos inimaginables incluso para estos cerdos que te han vendido una mentira. yo quedé sorprendido por el nivel de comprensión que pueden tener estos animales para con un humano que no ha hecho otra cosa que tratar de gozarla. Luego desaparecieron de la embarcación gritando -ya verán malditos, ya verán; usted doctor no se preocupe todo esto lo tenemos bajo control, por favor piérdase en un gran sueño, no queremos que vea a estas monstruosas fieras que hemos de convocar- No hice otra cosa que tomar las cosas al pie de la letra pues de ellos es el lugar. Así que cuando desperté del sueño, dos campesinos con cara de lancheros me bajaban de la vieja nave y me devolvían un billete de quinientos, luego me dijeron entre una mirada de horror por parte de los demás viajeros -Y no vuelva por aquí- Seguro ellos habían visto a todas estas fieras”


Aquí terminó su relato y todos aplaudimos eufóricos, quisimos hacer una serie de preguntas, pero para eso momento el Stolichnaya ya estaba en la cabeza de todos, el patas reía y nos veía con ojos de compasión de no haber estado ahí en las lagunas de lo que él llama alta mar.




II


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